martes, 17 de noviembre de 2009

Lo que la publicidad puede y no puede hacer

No hay duda de que la sabiduría del Creador es inmensa. A todos, en promedio nos ha hecho guales. Unos con mayores dotes para los números, la ingeniería y las finanzas, otros con facilidad para tocar un instrumento, practicar algún deporte o pintar sobre obras de arte. Es imposible dominar simultáneamente a nivel de excelencia muchas disciplinas y habilidades. Por lo general, a través del tiempo descubrimos ser buenos en algo e ignorantes en muchas cosas.

Curiosamente, en lo que casi todos coincidimos es en que nos consideramos conocedores de publicidad, expresando nuestros puntos de vista y juicios acerca de los "buenos" y "malos" anuncios. Se dice que todos tenemos un poco de genio y loco. (El publicista, en promedio, es igual que los demás pero con dosis un poco desbalanceadas de dichos aspectos.) Esta es una de las pocas disciplinas en las que todos nos sentimos expertos y podemos opinar si algo es bueno o no, si funcionará o no.

La publicidad puede lograr grandes objetivos al influir con un mensaje bien planificado, ejecutado y difundido en el lugar, momento y número de veces debido.

La publicidad no hace milagros ni cura casos de cáncer tales como de productos de mala o pésima calidad, distribución o política de ventas. Por sí sola, la publicidad no puede salvar, a una empresa con problemas de ventas. Difícilmente llegará a triunfar un nuevo producto o servicio que no ofrezca beneficios o ventajas diferenciales verdaderas y entendibles por sus clientes meta.

“Si un individuo que no sabe nadar se mete a un lago y se empieza a desesperar al hundirse por más fuerte que grite, ya sea con un tono de desesperación, lastima o con toda la fuerza de sus pulmones, no se salvará si no hay alguien que le escuche y sea persuadido a ayudarle”

La publicidad, como cualquier forma de comunicación, requiere de pensamiento y análisis. Para convencer deben existir muchos factores adicionales a la misma comunicación. Para influir debe ser fresca, diferente, divertida, emocional, aspiracional, humilde... algo o todo según el resultado que se espeta lograr.

La publicidad ha cobrado fuerza, a través de los años, a medida que la tecnología se ha desarrollado y permitimdo multiplicar los mensajes y llevarlos de una manera masiva a un público numeroso, hambriento de información, con cada vez menos tiempo disponible, más presiones de la vida moderna, menos dinero en su bolsillo, menos fidelidad a sus marcas tradicionales y por lo mismo, más inseguridad ante las diferentes propuestas de ventas.

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